DÍA MUNDIAL DE LA TUBERCULOSIS: NUESTRA POLICÍA DE CÁRCEL EN RIESGO!

23.03.2013 08:34

Los problemas de salud en la prisión, tales como la TB, son el resultado de una compleja interacción entre la pobreza, el encarcelamienty las enfermedades. Nuestra respuesta necesita una visión de conjunto del problema. Deben llevarse a cabo urgentemente intervenciones, pero éstas deben estar incluidas en un contexto más amplio contra los factores que facilitan y perpetúan la enfermedad en la prisión.

Entre ellos está la reducción del hacinamiento a través de reformas del sistema penal y la promoción del respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos fundamentales y la coordinación de los sistemas de salud para aseurar la continudad y 
Vista de Acceso a Pabellón - Cárcel de Saltoequivalencia de los cuidados. Para alcanzar estas metas debe existir VOLUNTAD de todos los actores sociales, principalmente de las autoridades policiales.

 

La mejoría de la salud en las prisiones conlleva muchas ventajas obvias para la salud de los que viven y trabajan en las cárceles, así como para la sociedad en su conjunto. Sin embargo, la salud también puede ser una herramienta para fortalecer el respeto a los derechos humanos y reconducir fa
ltas de equidad.
La tuberculosis (TB) en el siglo XXI continúa siendo una enfermedad frecuente y grave, a pesar de ser bien conocida, poder ser prevenida y disponer actualmente 
de técnicas diagnósticas y terapéuticas eficaces.

 

Afecta especialmente a grupos de población socialmente marginados y económicamente desfavorecidos. En las prisiones este problema se agrava por el propio entorno de encierro en donde conviven las personas privadas de libertad.
La tuberculosis es hasta 100 veces más frecuente en prisión que en la sociedad general. La propagación de la enfermedad se ve favorecida por el retraso en 
el diagnóstico y en el tratamiento de los casos infecciosos, así como por las malas condiciones de vida en prisión tales como el hacinamiento. 
El control de la tuberculosis (TB) en los centros penitenciarios requiere un amplio conjunto de intervenciones sanitarias y administrativas. La TB no respeta las barreras artificiales, sean los muros de una prisión o las fronteras internacionales. Las incidencia de TB en las Cárceles tiene un importante impacto en la incidencia de TB en la sociedad. Las condiciones de vida en estos ámbitos facilitan la transmisión de la TB, de manera que estas instituciones se convierten a menudo en reservorios de la enfermedad y puede transmitirse con relativa facilitad a través del personal penitenciario, los visitantes, los docentes y todos aquellos que por alguna razón se acercan frecuentemente a estos recintos.
El hacinamiento en instalaciones con insuficiente ventilación, higiene y saneamiento; además de que la comida institucional suele ser poco apetitosa y nutricionalmente insuficiente (de donde comen reclusos y policías), son un buen caldo para el brote de enfermedades epidémicas como la TB. 
Las normas de comportamiento y el respeto por los demás no son vigentes y no debe suponerse su existencia. Las leyes no escritas y los códigos de comportamiento no son siempre obvios, siendo fácilmente desdeñados o mal interpretados; lo que en conjunto permiten que el preso potencie su resentimiento social (porque la sociedad lo encarceló), desconociendo totalmente a las figuras que representan a esa sociedad y a la autoridad que la simboliza: LA POLICÍA.